La guerra de sucesión castellana enfrentó al bando de Isabel contra el de Juana de Trastamara, llamada la "beltraneja". Juana contó con el apoyo del rey de Portugal, Alfonso V que se casó con ella y legitimó su acceso al trono. Con Juana lucharon algunos de los nobles más importantes de Castilla, pero tras la batalla de Toro la mayor parte de ellos rindieron sus territorios y se pasaron al bando isabelino. Juana acabó el matrimonio con Alfonso V y se hizo religiosa en el monasterio de Coimbra, aunque acabó, protegida por los reyes portugueses, en el castillo de San Jorge de Lisboa, donde murio en 1530.
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